Parque Tivoli

Un par de horas después caminamos en dirección a la parada del autobús 1A, que nos dejará cerca del Tivoli. Ên la misma calle del hotel, la Dronningens Tvaergade, pasamos frente a un restaurante de cocina española que llama nuestra atención, el “Tapas Baren” (Bar de tapas). Aunque tenemos intención de cenar dentro del parque Tivoli, éste también nos apetece. Ya veremos.

Montaña rusa en Parque Tivoli, Copenhague

El autobús nos deja junto al parque. Como vimos esta mañana que la entrada principal frente a la plaza del Ayuntamiento está cerrada por obras, lo rodeamos buscando la otra entrada. Pasamos frente a la Estación Central hasta llegar a la taquilla. Sacamos la entrada que da también derecho a escuchar el concierto que hay más tarde y empezamos el recorrido. El lugar tiene mucho encanto. Las atracciones quedan salpicadas entre fuentes, árboles y parterres floridos.

La Pagoda, en Parque Tivoli, Copenhague

Este parque se inauguró en 1843 con sólo 2 atracciones: un tiovivo y una montaña rusa. Desde entonces, se ha ido ampliando hasta convertirse en lo que es ahora: una de las atracciones más importantes del país y muy querida por los daneses, que lo consideran un tesoro nacional.
A medida que el cielo oscurece las luces de colores brillan más intensas dibujando las formas de La Pagoda, del Restaurante Nimb, de las atracciones y de otros muchos puntos interesantes.

Restaurante Nimb en el Parque Tivoli, Copenhague

En un pequeño kiosko unos músicos enlazan melodías que los espectadores corean y aplauden. Enfrente, el teatro de pantomima, vacío, espera un público y un espectáculo que aún no llega. Farolillos de luces y colores enmarcan el paseo que nos devuelve a la salida cuando decidimos marcharnos antes de cenar. Hay mucha gente en el parque y los restaurantes están llenos. Preferimos la tranquilidad del bar de tapas cercano al hotel.

Músicos en el Parque Tivoli, Copenhague

Volvemos caminando por Stroget hasta Kongens Nytorv. El paseo nocturno es muy agradble. La noche es fresca pero no fría. Una delicia. En la plaza reparamos ahora en una exposición fotográfica que no habíamos visto antes, Maravillas Salvajes de Europa (Wild Wonders of Europe), y nos entretenemos un buen rato observando las instantáneas, de lo más interesante.
Cenamos en el restaurante de cocina española. Sin ser una maravilla, no está mal tampoco. Mañana dejaremos la ciudad para iniciar nuestro recorrido por la isla.


No hay comentarios: