Viaje y primeras horas en Antalya

Desde Barajas volamos en vuelo chárter de Onur Air a Barcelona, donde bajan los viajeros del circuito de la semana anterior que partieron de este punto y suben al avión nuestros compañeros catalanes de esta semana. Con el avión lleno y, tras la escala, volamos durante 3 horas y media para llegar a Antalya. En el aeropuerto nos recogen los guías y se forman los diferentes grupos. Es fácil identificar los autobuses de Voyage Prive, ya que llevan el logotipo pintado.


Desde el aeropuerto vamos directamente al Hotel Dedeman Antalya 5*, en la parte nueva de la ciudad pero a pocos minutos en taxi del centro. Son sobre las 5 de la tarde pero ya es prácticamente de noche y es que a pesar de que la temperatura es muy agradable, estamos en noviembre. Desde la ventana de la habitación se extiende el mar Mediterráneo, que en pocas horas hemos recorrido hasta su orilla más lejana. Al fondo, rodeando toda la ciudad de Antalya, los montes Tauro.


Antalya es la ciudad turística turca por excelencia, con unos trescientos días de sol al año y una magnífica dotación de hoteles y restaurantes.
En taxi nos cuesta unos 4-5 euros y unos 10-15 minutos llegar hasta el centro. El taxista nos deja frente a la Puerta de Adriano (Hadrian Kapisi), amarillenta con la iluminación nocturna. Lo primero que llama la atención es que esté tan bien conservada habiendo sido construida sobre el año 130 a.d.C. Está realizada en mármol y consta de un portal con tres arcos y dos magníficos torreones cuadrados que lo flanquean. Al acercarnos, también sorprende comprobar que está como a 1 metro por debajo del nivel actual de la calle, al haberse hundido en el terreno.


La cruzamos bajo el arco central y entramos en el barrio de Kaleiçi, el casco antiguo, todo peatonal, muy limpio y tranquilo. Tomamos una calle recta, con tiendas a los dos lados, que nos lleva hasta el Minarete Korkut o Truncado (Kesik Minare).


Al final de la calle encontramos la torre Hidirlik Kulesi que, por su situación, probablemente servía como faro o como puesto de vigías, y volvemos sobre nuestros pasos. Hay poca gente en las calles aunque hay muchos cafés abiertos. Pasamos ante varios, con jardines con piscinas o estanque iluminados y nos quedamos en Villa Perla, donde tomar un refresco y respirar el ambiente fresco y agradable de esta ciudad desconocida que nos aloja.


Regresamos a la Puerta de Adriano y giramos hacia la izquierda en la calle Ataturk hasta el cruce con la Cumhuriyet, donde volvemos a girar a la izquierda y pronto descubrimos el Viejo Bazar (Old Bazaar), de callejuelas de puestos y tiendas a ambos lados, la mayoría cerrados a estas horas, donde se exponen prendas de ropa, calzado, bolsos, relojes y otros muchos objetos, todos ellos imitaciones baratas de marcas muy conocidas.
Pronto salimos del Bazar, con intención de volver para hacer algunas compras el último día del viaje y, antes de regresar al hotel para la cena, aún nos acercamos hasta la Torre del Reloj.






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