Cracovia



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Jueves, 19 de marzo: llegamos a Cracovia a las 12:30. En el aeropuerto nos espera Andrzej, la persona de la agencia con la que hemos contratado el apartamento y el transporte hasta el mismo, en la calle Stefana Batorego.
Nos acompaña hasta el apartamento, nos da algunas instrucciones sobre su uso y las llaves de la que durante 5 días va a ser nuestra casa. Comemos rápidamente los bocadillos que traemos de España y nos ponemos pronto en camino para disfrutar todo lo que podamos de esta ciudad antes de que anochezca, sobre las 18:00.

Nuestro primer objetivo es acercarnos a una de las agencias que organizan las excursiones para contratar las que pensamos hacer estos días y aprovechar bien el tiempo.
La agencia escogida es http://www.cracowcitytours.com/ que, por lo que ya he visto en internet, parece que ofrece muchas posibilidades. Está en la plaza Matejko, justo enfrente de la Barbacana (Barbakan).

Barbacana de Cracovia 

Al acercarnos vemos este característico monumento circular de ladrillo rojo y estilo gótico que fue levantado en el siglo XV como complemento de la Puerta de San Florián.
En la agencia, contratamos una ruta en coche por la ciudad para mañana y dos excursiones a Auschwitz y la Minas de Sal para el sábado.

El domingo queremos ir a Zakopane, pero no pueden asegurarnos todavía si habrá guía disponible en español y quedan pendientes de confirmarlo.
En la plaza Matekjo está la Iglesia de San Florián, donde el Rector y el Senado universitario daban la bienvenida al nuevo rey y es justo aquí donde arranca la Vía Real, que vamos a recorrer a continuación en esta primera toma de contacto con la ciudad.
También en esta plaza se encuentra el colosal monumento conmemorativo de la batalla de Grunwald, que se asocia a la Tumba del Soldado Desconocido y que es el lugar donde se celebran las fiestas nacionales más importantes.
Rodeamos la Barbacana para acceder al Casco Antiguo (Stare Miasto) a través de la Puerta de San Florián (Brama Florianska).

Puerta de San Florián (Brama Florianska), Cracovia

 Antiguamente, Barbacana y Puerta estaban unidas mediante un túnel denominado "el cuello". Esta puerta es la única superviviente de las ocho que había en la muralla antes de que fuera derribada en el siglo XIX.
Al lado de la puerta, junto a los restos de la muralla, se monta un mercadillo de pintura.
Nos encontramos ya en la calle Florianska. Al fondo se alzan las torres famosas y desiguales de la Iglesia de Santa María. Ésta es una calle comercial con muchas tiendas, cafeterías y restaurantes, que recorremos hasta llegar a la Plaza del Mercado (Rynek Glowny).

Lo primero que llama la atención al llegar a la plaza es su tamaño. Su superficie cuadrada de 200 metros de lado hacen que sea la más grande plaza medieval de Europa y en aquella época fue el centro de la vida religiosa, económica y política.
Hay varios monumentos importantes en este plaza. En el centro, en mitad de la plaza, podemos ver el enorme edificio amarillo de la Lonja de Paños (Sukiennice). En sus soportales hay tiendas y cafés, mientras que en el interior hay un mercadillo de artesanía.

Plaza del Mercado (Rynek Glowny) de Cracovia

Llama también la atención la ya mencionada Iglesia de Santa María (Kosciol Mariacki), dedicada a la Virgen de la Asunción, con sus dos torres desiguales. Este hecho ha sido explicado de diferentes formas por varias leyendas. La más popular es que responde al enfrentamiento de dos hermanos hasta el punto de que uno terminó asesinado por las manos del otro. La más alta de sus torres mide 81 metros y la otra 69. Desde la más alta, cada hora suena una melodía, el Hejnat Mariacki, que se interrumpe bruscamente. Así se homenajea al vigía de la torre que, mientras advertía con su toque de trompeta a la población de una invasión tártara, su garganta fue atravesada por una flecha enemiga. Pero la joya de esta iglesia está en su interior, que dejamos para visitar mañana con la ruta con guía que hemos contratado.

Entre la Lonja y la Iglesia destaca la estatua monumento a Adam Mickiewicz, el más importante poeta romántico polaco, frecuente lugar de encuentro de los cracovianos.

También en este lado de la plaza, en una esquina, se encuentra la Iglesia de San Adalberto (Kosciol Sw Wojciecha). Muy pequeñita, blanca y con el tejado verde, data del siglo X. Según la tradición fue consagrada en el lugar donde predicaba San Adlaberto. Desentona un poco con el diseño de la plaza pero esto se debe a que la iglesia es anterior.


Iglesia de San Adalberto (Cracovia)


Por último, cabe destacar, detrás de la Lonja, la Torre del Ayuntamiento (Wieza Ratuszowa). Es todo lo que queda del antiguo edificio original, que había sido levantado en el siglo XV y fue demolido en 1820.
Aparte de los monumentos, es imprescindible recorrer los lados de la plaza fijándonos en las bonitas fachadas de las 47 casas que la enmarcan. Datan de los siglos XIV y XV y la mayoría han sido muy reformadas, aunque muchas conservan aún elementos originales. Encontraremos infinidad de restaurantes y cafés, varios de los cuales tendremos el gusto de visitar.

Iglesia de San Pedro y San Pablo, Cracovia

Desde la Plaza del mercado seguimos el paseo por la calle Grodzka. Pasamos frente a varias iglesias, llamando sobre todo nuestra atención la Iglesia de San Pedro y San Pablo, con su espléndida balaustrada coronada por estatuas de los 12 apóstoles. Y, junto a ella, la Iglesia de San Andrés que, construida entre 1079 y 1098, es uno de los monumentos románicos mejor conservados de Polonia.
Al final de la calle, sobre la colina de Wawel se alza majestuoso el Castillo tras la seguridad de su muralla. La colina se eleva 25 metros sobre el río y, al estar en ella, juntos, el castillo real y la catedral, simboliza la unión del poder religioso y el seglar.
Castillo de Wawel, Cracovia

De vuelta hacia el apartamento, nos entretenemos un rato en los puestos de venta de artesanía que hay dentro del edificio de la Lonja de Paños, un lugar a tener en cuenta a la hora de hacer las compras de souvenirs.
En la calle Florianska entramos en el café Jama Michalika (El Antro de Michalik) para entrar en calor y reponer fueras con un cappuccino y un trozo de tarta. Es deliciosa esta cafeteria con solera decorada en verde que combina a la perfección con la madera oscura de las mesas y las sillas tapizadas. A finales del siglo XIX se convirtió en el lugar de reunión de la bohemia local para desarrollo de sus movimientos artísticos y literarios.
Café Jama Michalika, Cracovia

Tanto nos gusta este ambiente y este tipo de cafés que decidimos descubrir uno distinto cada día de nuestra estancia.
Ha sido un día largo, hace mucho frío y estamos cansados. Nos relajamos en el apartamento hasta la hora de la cena y comenzamos a lo grande, en el restaurante Wierzynek, en la Plaza del Mercado, donde el rey Casimiro el Grande celebró la boda de su hija (??). Probamos los típicos pierogis y la buena comida polaca y, a buena hora, nos retiramos a descansar.

* * *


Viernes, 20 de marzo: amanece con nieve nuestro segundo día en Cracovia. Una fina capa cubre los tejados pero, afortunadamente, las aceras y las calles están limpias.

Todavía queda bastante tiempo hasta la hora acordada para nuestra visita por la ciudad con guía en español y decido dar un paseo por las proximidades del apartamento. Pronto llego a la calle Karmelicka, que toma su nombre del convento e iglesia de los Padres Carmelitas, donde localizo una tienda de alimentación abierta 24 horas que nos vendrá bien para comprar lo necesario para los desayunos y para hacer algunas comidas si no nos apetece salir.
Es un viernes laborable y la gente se dirige rápidamente, a pie o en tranvía, a su destino. Caen algunos copos y en el corto trayecto veo varios puestos de precels, unos panecillos en forma de rosquilla enriquecidos con sésamo o semillas de amapola que muchos transeúntes compran a lo largo del día como tentempié.

Puesto de precels en Cracovia

Llego hasta Podwale Juliana Dunajewskiego y veo de frente el parque circular que rodea todo el casco antiguo, en el lugar que, antes de su derribo, ocupaba la muralla que protegía la ciudad. Este cinturón de vegetación se conoce como los Planty.
Miro el reloj y me apresuro. Si no me doy prisa llegaremos tarde a la visita que contratamos ayer.
Hacemos el recorrido en un monovolumen, con otra pareja española, el chófer y el guía. En los puntos más interesantes bajamos para hacer fotos o ver los lugares con más detalle. Esto nos permite hacer en poco tiempo un itinerario que andando nos llevaría mucho más tiempo, aparte de que sopla un aire gélido que no invita para nada al paseo.
Dejamos atrás el casco histórico que estuvimos recorriendo ayer y nos dirigimos hacia KAZIMIERZ, el barrio judío, que fue fundado por el rey Casimiro III el Viejo en 1335 como ciudad independiente y al que bautizó con su propio nombre (Kazimierz es Casimiro en polaco).
Bajamos en la calle Szeroka que, más que una calle, parece una plaza por su anchura. En uno de los extremos destaca la Sinagoga Vieja, el edificio judío más antiguo de Polonia. En uno de los laterales, vemos antiguas casitas bajas reconvertidas hoy en restaurantes y pubs. En grandes letras veo el Ariel, que traía en mis apuntes como recomendado pero al que al final no entramos. Veo también el Szara. No fuimos a éste pero sí a otro Szara que hay en la Plaza del Mercado. Lo comento más adelante.
Sinagoga Vieja, Cracovia

En el número 14 está la casa en la que nació Helena Rubinstein, la fundadora de la conocida marca de cosméticos, cerrada y sin restaurar.

Muchas de las casas y calles presentan actualmente el mismo aspecto que antes de la segunda guerra mundial. Los judíos que vivían en este barrio fueron forzados a abandonarlo y los concentraron en el gueto que se construyó al otro lado del río Vístula, en el barrio de Podgorze. Desaparecidos sus dueños, durante muchos años el barrio fue ignorado, como si el olvido pudiera borrar la tragedia, pero últimamente se ha ido revitalizando y poco a poco van llegando aires de renovación que pretenden dejar el dolor atrás aunque respetando su esencia.
Es por ese motivo por el que Steven Spielberg rodó en Kazimierz muchas de las escenas de su famosa película La lista de Schindler, si bien no fue aquí donde ocurrieron en realidad, sino en el gueto de Podgorze, pero aquella zona se había modernizado mucho más.
En el lado opuesto de la plaza, frente a las casitas bajas, tenemos la Sinagoga Remuh y, al fondo, un pequeño jardín en el que destaca una estrella de David azul donde una placa explica que éste es un lugar de meditación sobre el martirio de 65.000 judíos, ciudadanos polacos de Cracovia y sus alrededores, que fueron asesinados por los nazis durante la II Guerra Mundial.

Calles del barrio de Kazimierz, Cracovia
Muy cerca de la calle Szeroka está la calle Ciemna, donde se rodó la escena de la película en la que un superviviente de una de las deportaciones, ante la llegada de soldados nazis, se dedica a recoger y amontonar las maletas de los deportados como si estuviera cumpliendo una tarea que le hubiera sido asignada.

Desde aquí nos dirigimos a visitar los lugares más emblemáticos del barrio de PODGORZE, al otro lado del río, donde en marzo de 1941 quedó formado el gueto de Cracovia.
Es desde la plaza Zgody, también conocida como la Plaza de los Héroes del Gueto (Plac Bohaterów Getta), desde donde los prisioneros eran transportados hacia los campos de concentración. En esta plaza podemos ver un conjunto de esculturas en forma de sillas que recuerdan los muebles que se acumulaban aquí tras ser incautados en las redadas que se hacían de casa en casa, al mismo tiempo que las sillas vacías evocan a los que estaban y ya no están.

Plaza de los Héroes del Gueto, Cracovia


En una esquina de esta plaza está la Farmacia bajo el águila (Apteka pod Orlem). El farmacéutico polaco Tadeusz Pankiewicz se negó a abandonar su negocio cuando ésta quedó dentro del gueto y eso, y su interés en ayudar a los judíos, le convirtió en un importante punto de enlace de éstos con el mundo exterior.
Otro lugar emblemático que no podemos dejar de visitar es la fábrica de Oskar Schindler. Actualmente está cerrada pero existe un plan para convertirla en museo.
Y por último, antes de dejar Podgorze, nos detenemos unos instantes frente a los restos de la muralla del gueto que aún quedan entre los números 25 y 29 de la calle Lwowska. Las flores en el suelo junto a la pared recuerdan el drama vivido tras esos muros.

Muralla del gueto de Cracovia

La visita en grupo no me deja detenerme en los lugares todo el tiempo que me gustaría ni acercarme a otros que no están en la ruta pero intentaré repescarlos el último día. Tendremos la mañana libre, ya que el avión no sale hasta las 17:00.
El chófer nos deja junto al Castillo de Wawel, que vimos ayer por fuera, y seguimos a pie la visita con el guía. Subimos a la colina y, en lo alto, vemos por primera vez las torres de la Catedral, casi pegada al castillo. Durante la guerra cayó una bomba en la colina de Wawel y milagrosamente fue a parar al pequeño patio que hay entre los dos monumentos, sin causar daño a ninguno.
Castillo y Catedral de Wawel, Cracovia

Visitamos el patio del castillo, símbolo del poder real durante 6 siglos, formado por la superposición de 3 galerías de columnas y arcos. Cuenta la leyenda que hay 7 piedras mágicas en el mundo y una de ellas está en Cracovia, precisamente en esta colina, a cientos de metros de profundidad. Se dice también que esa piedra emite energía positiva y no es extraño ver en la esquina noroeste del patio del palacio gente inmóvil que pretende absorber esa energía. Yo pude ver unos cuantos.
Seguidamente, visitamos el interior de la catedral, lugar de coronación de los reyes polacos y donde también algunos fueron enterrados en el panteón real. También están allí las tumbas de hombres ilustres y, a continuación, subimos al campanario donde la campana Segismundo (Zygmund), la más grande de Polonia hasta hace poco, fue colocada el 9 de julio de 1520 en presencia del rey Segismundo I el Viejo, que la había encargado hacer con tubos de cañón.
Campana Segismundo (Zygmund), Cracovia

Sólo se toca en ocasiones especiales y su sonido llega a varios kilómetros de Cracovia. Hacen falta entre 8 y 10 hombres para hacerla sonar.
El badajo de la campana, con 300 kilos de peso, se considera su corazón. Tocándolo con la mano izquierda ponemos en contacto nuestro corazón con el de la campana y aprovechamos para pedir un deseo que el guía asegura que se cumplirá. Ojalá.
Desde el campanario tenemos una bonita perspectiva a vista de pájaro de la ciudad.
Panorámica desde el Campanario de la Catedral, Cracovia

El siguiente destino es de nuevo la Plaza del Mercado, a la que nos dirigimos por la calle Kanonicza, paralela a la calle Grodza que recorrimos ayer. Se trata de una de las calles más pintorescas de la ciudad, con bonitos edificios entre los que destaca el que ocupó Juan Pablo II. Tradicionalmente fue la calle de los canónigos de la catedral de Wawel.
En la Plaza sw Marii Magdaleny, frente a la iglesia de San Pedro y San Pablo, nos incorporamos a la calle Grodza que recorremos hasta llegar a la iglesia de Santa María, para ver el interior, donde destaca en primer lugar, la altura, el colorido y, a continuación, el fantástico retablo de Wit Stwosz,  realizado en madera de tilo pintada y dorada a lo largo de 12 años. Tiene 13 metros de alto y 11 de ancho. Aparecen el él cerca de 200 personajes que componen escenas de la vida de la Virgen.
Retablo de la Iglesia de Santa María, Cracovia

El famoso pintor polaco Jan Matekjo se encargó de decorar los muros de la nave central y de realizar las maravillosas vidireras.
Después de la intensa mañana vamos a comer al restaurante MIOD i WINO, en la calle Slawkowska 32, donde tomamos una sopa de setas en plato de pan (borowikowa w chlebowej czarce) de primero, muy rica y originalmente presentada. No recuerdo el segundo.
Muy cerca del restaurante está el Museo de los príncipes Czartoryski, en el que, entre otras obras, admiramos "La dama con el armiño" de Leonardo da Vinci y el "Paisaje con el Samaritano Misericordioso" de Rembrandt. La obra de Da Vinci no se atribuyó al famosísimo pintor hasta 1992, cuando se encontraron sus huellas bajo la primera capa de pintura.
El café para hoy es el Redolfi, donde degustamos un magnífico tiramisú.
Y la cena la hacemos en el restaurante Szara, que tiene otro de la misma cadena en Kazimierz, que ya he mencionado. Y lo curioso de esta cena es que tomamos una enorme sopa de pescado como plato único porque si la tomas entera, ya no puedes tomar nada más. De hecho, yo ni siquiera pude terminar la sopa. También se puede pedir 1/2 sopa si luego se quiere tomar un segundo plato.

* * *


Sábado, 21 de marzo: hacemos las excursiones al Campo de concentración de Auschwitz y a las Minas de Sal de Wieliczka. En las dos se sale y se regresa desde la plaza Matejko, con una hora entre medias, en la que nos da tiempo a acercarnos hasta el apartamento (bastante cerca de de allí) para comer.
Regresamos a Cracovia tarde, de noche y cansados, sin ganas de salir a cenar fuera, pero no lo suficiente como para perdonar la visita a uno de los impresionantes cafés cracovianos. Hoy entramos al azar en la chocolatería E. Wedel, en la plaza del mercado muy cerquita de la calle Florianska, todo un descubrimiento. Si alguna vez vuelvo a Cracovia, no sé qué lugares revisitaré pero, sin duda, uno de ellos será este establecimiento en el que creo haber tomado el mejor chocolate a la taza de mi vida. Exquisito e imprescindible un "traditional Wedel drinking chocolate". Con el maravilloso sabor aún en el paladar, vamos a la tienda 24 horas para comprar provisiones y cenar en el apartamento.

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Domingo, 22 de marzo: amanece un día de sol radiante aunque helador ("sol de uñas"). Un bonito día para nuestra excursión a Zakopane y los montes Tatra.
Al regreso queremos recuperar fuerzas y temperatura en el café Noworolski, en la plaza del mercado, pero por error entramos en el café Sukiennice, en los soportales del lado opuesto.

* * *


Lunes, 23 de marzo: es nuestra última mañana en Cracovia y queremos aprovecharla al máximo para intentar llegar a aquellos lugares interesantes que tenía en lista y que aún no hemos podido visitar.

Al final, no nos vamos a ir de Cracovia sin usar el paraguas. Nos saluda un día gris y tristón pero que no hace mella en nuestro ánimo.
Como despedida, hoy desayunamos en el café J. Noworolski, que data de 1910, en los soportales de la Lonja de Paños que dan frente a la iglesia de Santa María. Podemos ver sus torres sentados en uno de los elegantes salones refugiados de la lluvia, con la misma perspectiva que tuvo Lenin muchos años atrás.

Café J. Noworolski, Cracovia

Antes de despedirnos del casco histórico (Stare Miasto), paseamos sin rumbo por sus calles haciendo tiempo hasta que abra la joyería de la calle Florianska donde he visto unos pendientes de ámbar en el escaparate que me gustan mucho y que quiero llevarme como recuerdo.
Sin rumbo fijo, llegamos sin quererlo a la Plaza Swietego Ducha, donde encontramos un magnífico teatro.
Después de hacer las compras que nos quedaban recorremos por última vez la Vía Real hasta Wawel porque todavía no hemos visto el dragón que es el símbolo de la ciudad. Rodeamos la colina y, junto al río, encontramos al Dragón, hoy inmóvil escultura.
Dragón de Cracovia

Cuenta la leyenda que la ciudad fue fundada por un tal Krak (de ahí su nombre, Krakow en polaco) y que por aquella época, en una cueva bajo el castillo vivía un dragón que se comió a una joven doncella. Krak alimentó al dragón con una oveja de azufre y, como esto le dio mucha sed, se bebió toda el agua del río hasta que estalló, echando fuego por la boca.
La escultura echa fuego por la boca cada 10 minutos. La cueva está abierta y se puede visitar durante los meses de temporada alta, pero ahora está cerrada.
El dragón no asusta nada, tan solitario y tranquilito, pero la lluvia arrecia y el viento intenta volver nuestros paraguas. Afortunadamente, mientras nos dirigimos hacia Kazimierz, escampa.
Barrio de Kazimierz, Cracovia

Seguimos por la calle Stradomska que nos lleva desde Wawel hasta el barrio judío. Después tomamos la calle Miadowa y pasamos delante de la Sinagoga Tempel.
Callejeamos por esta zona donde el tiempo parece haberse detenido hacia la calle Jozefa, tras el rastro de los rincones que inmortalizó Spielberg en su famosa película. En el número 42 podemos ver el Oratorio, con su fachada y casas cercanas exactamente igual a como aparecen en fotografías de época. Y en el número 12 hay un callejón con un patio de inmuebles. Bajo una escalera, hoy ocupada por gruesos troncos de madera, una madre y un hijo se escondían en la película de los soldados alemanes que registraban sus casas.
Dejamos atrás Kazimierz y nos dirigimos hacia Podgorze en esta despedida de Cracovia. Cruzamos el río Vistula por el puente J. Pilsudski. Durante mucho tiempo Podgorze fue una ciudad independiente, con su propia Plaza del Mercado (Rynek Podgórski) en la que destaca la impresionante Iglesia de San José fruto del deseo de sus habitantes de tener una iglesia comparable a la Iglesia de Santa María de Cracovia. 
Iglesia de San José, Cracovia
El resultado es un impresionante edificio de ladrillo rojo cuya cúspide recuerda a la torre más alta de la iglesia de Cracovia. Desconozco si el interior merece la pena ser visitado pero no nos da tiempo a comprobarlo.
Rodeamos la iglesia y la dejamos atrás subiendo por la calle Parkowa hasta la plaza Lasoty, en una zona residencial, y tomamos la calle Porucznika Antoniego Stawarza hasta llegar a la iglesia de San Benedicto o de San Benito, un solitario, pequeño y misterioso edificio gris con 1000 años de antiguedad y que está abierta sólo un día al año, el primer martes después de Semana Santa.
Iglesia de San Benedicto o de San Benito, Cracovia

Muy cerca podemos ver el fuerte número 31 o de San Benito, un antiguo edificio militar constuido por los austriacos, único de este tipo en Polonia y uno de los pocos de Europa. Hay que recordar que a finales del siglo XVIII, Cracovia quedó bajo control austriaco durante 2 siglos.
A lo lejos vemos el montículo de Krakus. Existen 4 de estos montículos artificiales en Cracovia, levantados en época prehistórica por la mano del hombre. Éste tiene unos 16 metros de alto. En realidad no se sabe bien qué son, ya que el misterio de su finalidad no ha sido desvelado. ¿Son tumbas? ¿Fortificaciones? ¿Templos paganos? ¿Una especie de pirámides?
Montículo de Krakus, Cracovia

Es hora de regresar. Desde la Plaza del Mercado de Podgorze cogemos un tranvía que nos acerca al apartamento, donde tenemos que recoger el equipaje y encontrarnos con Andrzej para devolverle las llaves del piso y para que nos lleve al aeropuerto.

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