Zakopane y montes Tatra


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Domingo, 22 de marzo: vamos prontito al punto de encuentro con el guía y el chófer que nos van a llevar a nuestra excursión a Zakopane, la mayor estación de deportes invernales de Polonia, a unos 100 kms de Cracovia, al pie de los montes Tatras, casi en la frontera con Eslovaquia.
Pensábamos que íbamos a ir con un grupo más grande y nos sorprende encontrar que no hay más viajeros que nosotros dos, así que pronto salimos los cuatro en coche.


Paisaje nevado, de Cracovia a Zakopane

 Al poco de salir de Cracovia el campo, a ambos lados de la carretera, empieza a vestirse de blanco que se hace más intenso a medida que avanzamos. Afortunadamente, aunque el cielo está bastante gris, no lloverá ni nevará el resto de la jornada.
Me llaman la atención algunas casas de 4 pisos y gran tamaño, muy parecidas unas a otras. El guía nos explica que durante la época comunista era difícil conseguir permisos para construír casas y entonces, cuando por fin los conseguían, intentaban que la casa fuera suficientemente grande para padres, hijos... etc, ocupando un piso cada familia. De ahí el tamaño y la configuración homogénea, no estaban los tiempos para florituras.
Unos 20 km antes de llegar a Zakopane hacemos un alto en el pueblecito de Chocholow, donde podemos admirar los bonitos chalets de madera de los siglos XVIII y XIX, que aún se mantienen en perfecto estado. Las encontramos a ambos lados de la carretera.


Chalets antiguos de madera en Chocholow, Polonia

Nos llama la atención la oficina de correos, un edificio también en madera, con un alto tejado rojo y las marquesinas del autobús, en el mismo material.


Paradas de autobús en en Chocholow, Polonia 


Uno de estos chalets ha sido habilitado como museo y podemos visitar su interior previo pago de la entrada correspondiente, que saca el guía, al estar incluida en la excursión contratada. Así nos acercamos un poquito al estilo de vida de los montañeses a través de sus prendas de ropa, de los recipientes usados para traer la leche desde las montañas, sus muebles, los cuadros de cristal pintado, las chimeneas, los utensilios de cocina... etc.


Casa-Museo en Chocholow, Polonia 

En la viga principal solían tallar la fecha de terminación de la obra. En concreto en el que visitamos se lee claramente "1798".
En la parte posterior de la casa se encuentra el cobertizo, donde se guarda el ganado y herramientas de trabajo o de transporte como carros o trineos.

Cobertizo en Casa-Museo de Chocholow, Polonia 

Si ya había mucha nieve antes de llegar a Chocholow, en el trayecto hasta Zakopane encontramos más todavía. La vegetación va espesando también, convirtiéndose en abetos y otras especies de montaña que forman preciosas imágenes a los lados de la carretera.
Nuestra primera visita en la localidad de 29.000 habitantes es Villa Koliba (1893), una elegante casa de madera diseñada por el artista Stanislaw Witkiewicz (eminente escritor, pintor, historiador del arte y trabajador social) y que sirvió de modelo para lo que se dio en llamar el estilo Zakopane, basado en la arquitectura local.


Villa Koliba, Zakopane (Polonia)

Este artista instaló en Zakopane su residencia y la impulsó como foco cultural antes de la I Guerra Mundial, atrayendo a muchos artistas que encontraron cerca de las montañas una fuente de inspiración.
Además de la Villa, Witkiewicz diseñó también su decoración y el mobiliaro. Esta casa, hoy convertida en museo, puede visitarse, también pagando entrada (7 zl en marzo/09), de miércoles a sábados de 9:00 a 17:00 y los domingos de 9:00 a 15:00.


Interior de Villa Koliba, Zakopane (Polonia)

Antes de entrar, nos ponemos unas fundas de tela sobre los zapatos para no estropear los brillantes suelos de madera.
En el interior podemos ver planos y maquetas de otras casas de la zona diseñadas por el mismo artista.
Recorremos las diferentes habitaciones, en las que la madera sigue siendo el material principal, proporcionando una calidez que completa la agradable temperatura que proporcionan las típicas estufas de cerámica refractaria.


Estufa de cerámica en Villa Koliba, Zakopane (Polonia)

Después de ver la Villa, nos dirigimos hacia el centro del pueblo y nos detenemos en una pequeña iglesia que, construida en el sigo XIX, es la más antigua de la localidad. Toda ella es de madera, tanto el exterior como el interior (púlpito, altar central y lateraales, bancos, paredes... etc)


Iglesia de madera de Zakopane, Polonia

En su pequeño cementerio "Na Pęksowym Brzyzku” descansan los restos de algunos polacos célebres en el mundo de la cultura, el turismo o el deporte relacionados con este lugar. Velan las tumba auténticas joyas en forma de esculturas y cruces religiosas de madera que le dan un aire pintoresco y especial.



Cementerio cementerio "Na Pęksowym Brzyzku” en Zakopane, Polonia

Recorriéndolo recuerdo haber leído que Zakopane significa "cubierta de nieve" y pienso que no podrían haber elegido un nombre mejor. De pronto bajo el grueso manto blanco aparece un nombre que ya me resulta familiar.


Tumba de Stanislaw Witkiewicz en Zakopane, Polonia

A continuación nos dirigimos hacia el funicular que va a llevarnos a la cima del monte Gubalówka, de 1.123 metros, un mirador sobre Zakopane. De camino, pasamos junto a los diferentes puestos de un mercado, pero no nos entretenemos ahora. Ya tendremos tiempo más tarde. El guía saca los tickets para el funicular (también incluidos en el precio de la excursión) y no tardamos mucho en llegar a la cima.
Estamos en las montañas Tatry (los Tatra), el macizo más alto y más bello de Polonia que, a su vez, forma parte de la larga cordillera de los Cárpatos.
Desde lo alto tenemos maravillosas vistas del valle donde está asentado el pueblo. 
 
Vista de Zakopane desde la cima del Gubalówka, Polonia

Algunos montañeses, con sus caballos y trineos, ofrecen a los turistas paseos por los bosques. Me quedo con las ganas de dar uno, pero nos sabe mal hacer esperar ese tiempo al guía que nos ha acompañado en el funicular.
Hay también algunos puestos de comida y terrazas, aunque no es el tiempo ideal para sentarse a tomar algo a la intemperie.  

Cima del Gubalówka, Polonia

Con mejor tiempo, desde aquí pueden emprenderse algunas rutas de senderismo así como otras actividades.
El frío aire de la montaña nos ha abierto el apetito y tras el descenso lo que primero hacemos es buscar un lugar para comer.
Lo encontramos en la calle Krupowki, la calle principal de Zakopane, donde hay que ir si se buscan restaurantes, cafés o tiendas.

Calle principal Krupowki en Zakopane, Polonia

 
Después de comer y hasta la hora de emprender el camino de regreso deambulamos entre los puestos del mercadillo que dejamos por la zona de la estación del funicular. Son algunas decenas de puestos que ofrecen productos variados como flores secas, alimentos, prendas de abrigo, artículos de artesanía... etc. El producto estrella es el queso de oveja ahumado (oscypek) que venden en infinidad de formas y tamaños.

Puesto de queso de oveja ahumado en Zakopane, Polonia

Ya en las afueras, nos detenemos unos minutos en el centro deportivo para ver un trampolín de saltos de 100 m y tribunas capaces de albergar a 40.000 espectadores.


Trampolín de saltos en Zakopne, Polonia

Por último, antes de terminar la exscursión, visitamos una joya situada en pleno monte y rodeada de bosques nevados: la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús en Jaszczurówka - un ejemplo de la arquitectura sacra típica de esta zona, diseñada también por Witkiewicz.


Capilla del Sagrado Corazón de Jesús en Jaszczurówka, Polonia 

El nombre de esta región (Jaszczurówka) proviene de las salamandras, que en otro tiempo han vivido en esta región y eran llamadas Jaszczury (lagartos) por los montañeses locales. La capilla está dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, fue proyectada por Stanislaw Witkiewicz, ya mencionado varias veces en esta página, y fundada por la familia Uznariski.
La construcción de la capilla comenzó en 1904 y terminó 2 años después. En su ejecución, los montañeses de la región demostraron su maestría con el hacha y el cincel.


Capilla del Sagrado Corazón de Jesús en Jaszczurówka, Polonia 

El altar mayor recuerda una cabaña típica de montaña. A mediados del siglo XX la capilla se enriqueció con dos altares laterales, uno dedicado a la Virgen María y otro a San José.
Las estaciones del Via Crucis, en las paredes laterales, están pintadas sobre vidrio. La lámpara de araña también fue esculpida en madera por los montañeses locales.

Carretera nevada en Polonia


Después de esta última visita emprendemos el camino de regreso hasta Cracovia, de nuevo por carreteras cubiertas de nieve pero tranquilos, confiados en la pericia de nuestro chófer, y satisfechos por este día intenso e inolvidable. 
















Minas de sal de Wieliczka


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Sábado, 21 de marzo: hoy va a ser un día completo. Por la mañana hemos hecho la excursión oganizada al campo de concentración de Auschwitz y por la tarde vamos a hacer ésta, también organizada con guía en español, a las Minas de Sal de Wielizka. Esta localidad queda a unos 15 kms de Cracovia. La mina se comenzó a explotar en el año 1044 y cuenta con más de 300 kms de galerías de los que sólo una pequeña parte han sido acondicionados para la visita turística. Esta parte ha sido declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Empezamos la visita bajando innumerables tramos de escalera de madera hasta el primer nivel, 378 escalones. No se nos hace muy pesado ya que los escalones de madera tienen poca altura y se bajan sin esfuerzo. Impresiona asomarse por el estrecho hueco entre los tramos y ver el final, tan abajo.
Escalera de madera en Minas de Sal de Wielizka, Polonia

En total serán tres niveles por los que pasaremos hasta llegar a una profundidad máxima de 135 metros bajo tierra. Afortunadamente la subida se hace en ascensor.
Estas minas comenzaron a explotarse en el siglo XIII y la sal obtenida constituyó una importante fuente de riqueza, ya que en una época en la que no había frigoríficos, se utilizaba para conservar los alimentos.
A medida que las tareas de extracción progresaron fueron quedando galerías y cámaras que fueron apuntaladas con troncos de madera para evitar su derrumbamiento. Con el paso del tiempo la sal produce un gran endurecimiento de la madera. Curiosamente, a simple vista muchos de estos troncos parecen de granito.

Madera salinizada en Minas de Sal de Wielizka, Polonia

A lo largo del recorrido encontramos capillas, artísticas estatuas de sal de personajes míticos e históricos...
Figuras de sal en Minas de Sal de Wielizka, Polonia

... y objetos de museo que ilustran sobre el proceso de extracción, así como un lago subterráneo.
Casi al final de la visita contemplamos la impresionante Capilla de Santa Kinga toda ella esculpida en sal, con una altura de 12 metros, 17 metros de ancho y 54 metros de largo, excavada entre 1895 y 1927.

Capilla de Santa Kinga, Minas de Sal de Wielizka (Polonia)
 Son de sal el altar, el retablo, las lámparas y las escenas que decoran las paredes. Destaca una réplica de La última cena, de da Vinci, que aunque está labrado en unos pocos centímetros aparenta mucha mayor profundidad.
Capilla de Santa Kinga, Minas de Sal de Wielizka (Polonia)

También el suelo, pulido y brillante debido a las pisadas de los aproximadamente 800.000 visitantes que pasan cada año por aquí.
Suelo de sal en la Capilla de Santa Kinga, Minas de Sal de Wielizka (Polonia)


Campo de Concentración de Auschwitz


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Sábado, 21 de marzo: hacemos esta excursión con www.cracowcitytours.com. El campo de concentración está a unos 70 kms de Cracovia. En el autobús vamos viendo la película-documental sobre lo que encontraron los rusos cuando entraron en el Campo. Esta misma película se proyecta también en el campo de concentración, pero eso que ya vamos a llevar adelantado.
Empezamos al visita en el primer campo, que se creó en 1940 y se destinó en principio a los prisioneros políticos polacos, si bien pronto se convirtió en un campo internacional.
Cuando las cárceles empezaron a quedarse pequeñas, surgió la idea de crear un gran campo de concentración que solucionara ese problema. La búsqueda terminó al encontrar este emplazamiento, un antiguo cuartel del ejército polaco abandonado, con posibilidades de ampliación al encontrarse fuera del casco urbano y muy bien comunicado. Se nombró como comandante a Rudolf Höss y en junio de 1940 llegaron los primeros prisioneros.
Atravesamos la gran puerta adornada por la frase "Arbeit macht frei" (El trabajo hace libre). Sin comentarios.

Entrada al Campo de Concentración de Auschwitz

Impresionan las dobles alambradas electrificadas y los carteles de "Halt!" (¡Alto!) con la calavera pintada.

Alambrada electrificada en el Campo de Concentración de Auschwitz

Los barracones son sólidos edificios de ladrillo de dos pisos. Empezamos la visita por el bloque 4 donde las fotografías nos dan idea de lo que sucedía en el campo. Una urna recoge cenizas recogidas en el campo en recuerdo de los que perdieron aquí la vida.

Barracones del Campo de Concentración de Auschwitz

Quedan también muchos objetos personales de los prisioneros que se salvaron de la destrucción que llevaron a cabo los SS antes de que el Ejército Rojo entrara en el campo. Así en el bloque 5 podemos ver enormes vitrinas con pelo, monóculos y gafas, aparatos ortopédicos, objetos de cocina, maletas, cestos, zapatos, ropa.. etc.

Maletas y cestos de los prisioneros de Auschwitz

En el bloque 6 podemos ver fotografías de los prisioneros y otros documentos que dan idea de las terribles condiciones que soportaron.
Me impresionan especialmente unas pequeñas celdas de castigo de 1 metro por 1 metro donde encerraban a 4 prisioneros a la vez con el objetivo de que tuvieran que permanecer obligatoriamente de pie durante largas horas, incluso días. Sin palabras.

Celdas de castigo en Auschwitz  
El patio entre los bloques 10 y 11 termina en un alto muro. Las ventanas de los barracones que dan a ese patio están tapadas con cajones de madera para impedir la observación de las ejecuciones que tenían lugar delante del paredón.

Paredón de ejecuciones en el Campo de Concentración de Auschwitz

Lo último que visitamos es el patíbulo de la horca en la que fue ejecutado en 1947 Rudolf Höss.

Patíbulo en Auschwitz

En este campo se puede visitar también los crematorios y la cámara de gas.

Con el crecimiento del número de presos, pronto se hizo necesario un nuevo campo,que empezó a construirse en 1941 en Brzezinka, a 3 kilómetros del campo base, y que se llamaría Auschwitz II - Birkenau. Aún se construiría más tarde un tercero, Auschwitz III - Monowice, que fue totalmente destruido.
Nos trasladamos desde el primer campo hasta el segundo en el autobús de la excursión que hemos contratado. Entramos por la famosa puerta bajo la llegaban directamente los trenes cargados de prisioneros.


Entrada de las vías de tren en Auschwitz II - Birkenau

Las condiciones aquí eran aún más duras que en el primer campo. Muchas de las barracas de madera han desaparecido y en su lugar quedan chimeneas que nos dan idea de la extensión y dimensiones del campo.


Alambradas en Auschwitz II - Birkenau

Pero también se pueden visitar algunos de los barracones originales y podemos ver las letrinas (una larga fila de agujeros hechos en el cemento) y los conocidos camastros de tres niveles que se cubrían de paja podrida.

Camastros en Auschwitz II - Birkenau


En este campo fue donde se llevaron a cabo los mayores exterminios masivos, ya que aquí se construyeron cuatro crematorios más dos cámaras de gas. Según los últimos estudios se calcula que en total fueron masacradas en estos campos entre 1.200.000 y 1.500.000 personas, judíos en su gran mayoría.

Letrinas en Auschwitz II - Birkenau

Cracovia



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Jueves, 19 de marzo: llegamos a Cracovia a las 12:30. En el aeropuerto nos espera Andrzej, la persona de la agencia con la que hemos contratado el apartamento y el transporte hasta el mismo, en la calle Stefana Batorego.
Nos acompaña hasta el apartamento, nos da algunas instrucciones sobre su uso y las llaves de la que durante 5 días va a ser nuestra casa. Comemos rápidamente los bocadillos que traemos de España y nos ponemos pronto en camino para disfrutar todo lo que podamos de esta ciudad antes de que anochezca, sobre las 18:00.

Nuestro primer objetivo es acercarnos a una de las agencias que organizan las excursiones para contratar las que pensamos hacer estos días y aprovechar bien el tiempo.
La agencia escogida es http://www.cracowcitytours.com/ que, por lo que ya he visto en internet, parece que ofrece muchas posibilidades. Está en la plaza Matejko, justo enfrente de la Barbacana (Barbakan).

Barbacana de Cracovia 

Al acercarnos vemos este característico monumento circular de ladrillo rojo y estilo gótico que fue levantado en el siglo XV como complemento de la Puerta de San Florián.
En la agencia, contratamos una ruta en coche por la ciudad para mañana y dos excursiones a Auschwitz y la Minas de Sal para el sábado.

El domingo queremos ir a Zakopane, pero no pueden asegurarnos todavía si habrá guía disponible en español y quedan pendientes de confirmarlo.
En la plaza Matekjo está la Iglesia de San Florián, donde el Rector y el Senado universitario daban la bienvenida al nuevo rey y es justo aquí donde arranca la Vía Real, que vamos a recorrer a continuación en esta primera toma de contacto con la ciudad.
También en esta plaza se encuentra el colosal monumento conmemorativo de la batalla de Grunwald, que se asocia a la Tumba del Soldado Desconocido y que es el lugar donde se celebran las fiestas nacionales más importantes.
Rodeamos la Barbacana para acceder al Casco Antiguo (Stare Miasto) a través de la Puerta de San Florián (Brama Florianska).

Puerta de San Florián (Brama Florianska), Cracovia

 Antiguamente, Barbacana y Puerta estaban unidas mediante un túnel denominado "el cuello". Esta puerta es la única superviviente de las ocho que había en la muralla antes de que fuera derribada en el siglo XIX.
Al lado de la puerta, junto a los restos de la muralla, se monta un mercadillo de pintura.
Nos encontramos ya en la calle Florianska. Al fondo se alzan las torres famosas y desiguales de la Iglesia de Santa María. Ésta es una calle comercial con muchas tiendas, cafeterías y restaurantes, que recorremos hasta llegar a la Plaza del Mercado (Rynek Glowny).

Lo primero que llama la atención al llegar a la plaza es su tamaño. Su superficie cuadrada de 200 metros de lado hacen que sea la más grande plaza medieval de Europa y en aquella época fue el centro de la vida religiosa, económica y política.
Hay varios monumentos importantes en este plaza. En el centro, en mitad de la plaza, podemos ver el enorme edificio amarillo de la Lonja de Paños (Sukiennice). En sus soportales hay tiendas y cafés, mientras que en el interior hay un mercadillo de artesanía.

Plaza del Mercado (Rynek Glowny) de Cracovia

Llama también la atención la ya mencionada Iglesia de Santa María (Kosciol Mariacki), dedicada a la Virgen de la Asunción, con sus dos torres desiguales. Este hecho ha sido explicado de diferentes formas por varias leyendas. La más popular es que responde al enfrentamiento de dos hermanos hasta el punto de que uno terminó asesinado por las manos del otro. La más alta de sus torres mide 81 metros y la otra 69. Desde la más alta, cada hora suena una melodía, el Hejnat Mariacki, que se interrumpe bruscamente. Así se homenajea al vigía de la torre que, mientras advertía con su toque de trompeta a la población de una invasión tártara, su garganta fue atravesada por una flecha enemiga. Pero la joya de esta iglesia está en su interior, que dejamos para visitar mañana con la ruta con guía que hemos contratado.

Entre la Lonja y la Iglesia destaca la estatua monumento a Adam Mickiewicz, el más importante poeta romántico polaco, frecuente lugar de encuentro de los cracovianos.

También en este lado de la plaza, en una esquina, se encuentra la Iglesia de San Adalberto (Kosciol Sw Wojciecha). Muy pequeñita, blanca y con el tejado verde, data del siglo X. Según la tradición fue consagrada en el lugar donde predicaba San Adlaberto. Desentona un poco con el diseño de la plaza pero esto se debe a que la iglesia es anterior.


Iglesia de San Adalberto (Cracovia)


Por último, cabe destacar, detrás de la Lonja, la Torre del Ayuntamiento (Wieza Ratuszowa). Es todo lo que queda del antiguo edificio original, que había sido levantado en el siglo XV y fue demolido en 1820.
Aparte de los monumentos, es imprescindible recorrer los lados de la plaza fijándonos en las bonitas fachadas de las 47 casas que la enmarcan. Datan de los siglos XIV y XV y la mayoría han sido muy reformadas, aunque muchas conservan aún elementos originales. Encontraremos infinidad de restaurantes y cafés, varios de los cuales tendremos el gusto de visitar.

Iglesia de San Pedro y San Pablo, Cracovia

Desde la Plaza del mercado seguimos el paseo por la calle Grodzka. Pasamos frente a varias iglesias, llamando sobre todo nuestra atención la Iglesia de San Pedro y San Pablo, con su espléndida balaustrada coronada por estatuas de los 12 apóstoles. Y, junto a ella, la Iglesia de San Andrés que, construida entre 1079 y 1098, es uno de los monumentos románicos mejor conservados de Polonia.
Al final de la calle, sobre la colina de Wawel se alza majestuoso el Castillo tras la seguridad de su muralla. La colina se eleva 25 metros sobre el río y, al estar en ella, juntos, el castillo real y la catedral, simboliza la unión del poder religioso y el seglar.
Castillo de Wawel, Cracovia

De vuelta hacia el apartamento, nos entretenemos un rato en los puestos de venta de artesanía que hay dentro del edificio de la Lonja de Paños, un lugar a tener en cuenta a la hora de hacer las compras de souvenirs.
En la calle Florianska entramos en el café Jama Michalika (El Antro de Michalik) para entrar en calor y reponer fueras con un cappuccino y un trozo de tarta. Es deliciosa esta cafeteria con solera decorada en verde que combina a la perfección con la madera oscura de las mesas y las sillas tapizadas. A finales del siglo XIX se convirtió en el lugar de reunión de la bohemia local para desarrollo de sus movimientos artísticos y literarios.
Café Jama Michalika, Cracovia

Tanto nos gusta este ambiente y este tipo de cafés que decidimos descubrir uno distinto cada día de nuestra estancia.
Ha sido un día largo, hace mucho frío y estamos cansados. Nos relajamos en el apartamento hasta la hora de la cena y comenzamos a lo grande, en el restaurante Wierzynek, en la Plaza del Mercado, donde el rey Casimiro el Grande celebró la boda de su hija (??). Probamos los típicos pierogis y la buena comida polaca y, a buena hora, nos retiramos a descansar.

* * *


Viernes, 20 de marzo: amanece con nieve nuestro segundo día en Cracovia. Una fina capa cubre los tejados pero, afortunadamente, las aceras y las calles están limpias.

Todavía queda bastante tiempo hasta la hora acordada para nuestra visita por la ciudad con guía en español y decido dar un paseo por las proximidades del apartamento. Pronto llego a la calle Karmelicka, que toma su nombre del convento e iglesia de los Padres Carmelitas, donde localizo una tienda de alimentación abierta 24 horas que nos vendrá bien para comprar lo necesario para los desayunos y para hacer algunas comidas si no nos apetece salir.
Es un viernes laborable y la gente se dirige rápidamente, a pie o en tranvía, a su destino. Caen algunos copos y en el corto trayecto veo varios puestos de precels, unos panecillos en forma de rosquilla enriquecidos con sésamo o semillas de amapola que muchos transeúntes compran a lo largo del día como tentempié.

Puesto de precels en Cracovia

Llego hasta Podwale Juliana Dunajewskiego y veo de frente el parque circular que rodea todo el casco antiguo, en el lugar que, antes de su derribo, ocupaba la muralla que protegía la ciudad. Este cinturón de vegetación se conoce como los Planty.
Miro el reloj y me apresuro. Si no me doy prisa llegaremos tarde a la visita que contratamos ayer.
Hacemos el recorrido en un monovolumen, con otra pareja española, el chófer y el guía. En los puntos más interesantes bajamos para hacer fotos o ver los lugares con más detalle. Esto nos permite hacer en poco tiempo un itinerario que andando nos llevaría mucho más tiempo, aparte de que sopla un aire gélido que no invita para nada al paseo.
Dejamos atrás el casco histórico que estuvimos recorriendo ayer y nos dirigimos hacia KAZIMIERZ, el barrio judío, que fue fundado por el rey Casimiro III el Viejo en 1335 como ciudad independiente y al que bautizó con su propio nombre (Kazimierz es Casimiro en polaco).
Bajamos en la calle Szeroka que, más que una calle, parece una plaza por su anchura. En uno de los extremos destaca la Sinagoga Vieja, el edificio judío más antiguo de Polonia. En uno de los laterales, vemos antiguas casitas bajas reconvertidas hoy en restaurantes y pubs. En grandes letras veo el Ariel, que traía en mis apuntes como recomendado pero al que al final no entramos. Veo también el Szara. No fuimos a éste pero sí a otro Szara que hay en la Plaza del Mercado. Lo comento más adelante.
Sinagoga Vieja, Cracovia

En el número 14 está la casa en la que nació Helena Rubinstein, la fundadora de la conocida marca de cosméticos, cerrada y sin restaurar.

Muchas de las casas y calles presentan actualmente el mismo aspecto que antes de la segunda guerra mundial. Los judíos que vivían en este barrio fueron forzados a abandonarlo y los concentraron en el gueto que se construyó al otro lado del río Vístula, en el barrio de Podgorze. Desaparecidos sus dueños, durante muchos años el barrio fue ignorado, como si el olvido pudiera borrar la tragedia, pero últimamente se ha ido revitalizando y poco a poco van llegando aires de renovación que pretenden dejar el dolor atrás aunque respetando su esencia.
Es por ese motivo por el que Steven Spielberg rodó en Kazimierz muchas de las escenas de su famosa película La lista de Schindler, si bien no fue aquí donde ocurrieron en realidad, sino en el gueto de Podgorze, pero aquella zona se había modernizado mucho más.
En el lado opuesto de la plaza, frente a las casitas bajas, tenemos la Sinagoga Remuh y, al fondo, un pequeño jardín en el que destaca una estrella de David azul donde una placa explica que éste es un lugar de meditación sobre el martirio de 65.000 judíos, ciudadanos polacos de Cracovia y sus alrededores, que fueron asesinados por los nazis durante la II Guerra Mundial.

Calles del barrio de Kazimierz, Cracovia
Muy cerca de la calle Szeroka está la calle Ciemna, donde se rodó la escena de la película en la que un superviviente de una de las deportaciones, ante la llegada de soldados nazis, se dedica a recoger y amontonar las maletas de los deportados como si estuviera cumpliendo una tarea que le hubiera sido asignada.

Desde aquí nos dirigimos a visitar los lugares más emblemáticos del barrio de PODGORZE, al otro lado del río, donde en marzo de 1941 quedó formado el gueto de Cracovia.
Es desde la plaza Zgody, también conocida como la Plaza de los Héroes del Gueto (Plac Bohaterów Getta), desde donde los prisioneros eran transportados hacia los campos de concentración. En esta plaza podemos ver un conjunto de esculturas en forma de sillas que recuerdan los muebles que se acumulaban aquí tras ser incautados en las redadas que se hacían de casa en casa, al mismo tiempo que las sillas vacías evocan a los que estaban y ya no están.

Plaza de los Héroes del Gueto, Cracovia


En una esquina de esta plaza está la Farmacia bajo el águila (Apteka pod Orlem). El farmacéutico polaco Tadeusz Pankiewicz se negó a abandonar su negocio cuando ésta quedó dentro del gueto y eso, y su interés en ayudar a los judíos, le convirtió en un importante punto de enlace de éstos con el mundo exterior.
Otro lugar emblemático que no podemos dejar de visitar es la fábrica de Oskar Schindler. Actualmente está cerrada pero existe un plan para convertirla en museo.
Y por último, antes de dejar Podgorze, nos detenemos unos instantes frente a los restos de la muralla del gueto que aún quedan entre los números 25 y 29 de la calle Lwowska. Las flores en el suelo junto a la pared recuerdan el drama vivido tras esos muros.

Muralla del gueto de Cracovia

La visita en grupo no me deja detenerme en los lugares todo el tiempo que me gustaría ni acercarme a otros que no están en la ruta pero intentaré repescarlos el último día. Tendremos la mañana libre, ya que el avión no sale hasta las 17:00.
El chófer nos deja junto al Castillo de Wawel, que vimos ayer por fuera, y seguimos a pie la visita con el guía. Subimos a la colina y, en lo alto, vemos por primera vez las torres de la Catedral, casi pegada al castillo. Durante la guerra cayó una bomba en la colina de Wawel y milagrosamente fue a parar al pequeño patio que hay entre los dos monumentos, sin causar daño a ninguno.
Castillo y Catedral de Wawel, Cracovia

Visitamos el patio del castillo, símbolo del poder real durante 6 siglos, formado por la superposición de 3 galerías de columnas y arcos. Cuenta la leyenda que hay 7 piedras mágicas en el mundo y una de ellas está en Cracovia, precisamente en esta colina, a cientos de metros de profundidad. Se dice también que esa piedra emite energía positiva y no es extraño ver en la esquina noroeste del patio del palacio gente inmóvil que pretende absorber esa energía. Yo pude ver unos cuantos.
Seguidamente, visitamos el interior de la catedral, lugar de coronación de los reyes polacos y donde también algunos fueron enterrados en el panteón real. También están allí las tumbas de hombres ilustres y, a continuación, subimos al campanario donde la campana Segismundo (Zygmund), la más grande de Polonia hasta hace poco, fue colocada el 9 de julio de 1520 en presencia del rey Segismundo I el Viejo, que la había encargado hacer con tubos de cañón.
Campana Segismundo (Zygmund), Cracovia

Sólo se toca en ocasiones especiales y su sonido llega a varios kilómetros de Cracovia. Hacen falta entre 8 y 10 hombres para hacerla sonar.
El badajo de la campana, con 300 kilos de peso, se considera su corazón. Tocándolo con la mano izquierda ponemos en contacto nuestro corazón con el de la campana y aprovechamos para pedir un deseo que el guía asegura que se cumplirá. Ojalá.
Desde el campanario tenemos una bonita perspectiva a vista de pájaro de la ciudad.
Panorámica desde el Campanario de la Catedral, Cracovia

El siguiente destino es de nuevo la Plaza del Mercado, a la que nos dirigimos por la calle Kanonicza, paralela a la calle Grodza que recorrimos ayer. Se trata de una de las calles más pintorescas de la ciudad, con bonitos edificios entre los que destaca el que ocupó Juan Pablo II. Tradicionalmente fue la calle de los canónigos de la catedral de Wawel.
En la Plaza sw Marii Magdaleny, frente a la iglesia de San Pedro y San Pablo, nos incorporamos a la calle Grodza que recorremos hasta llegar a la iglesia de Santa María, para ver el interior, donde destaca en primer lugar, la altura, el colorido y, a continuación, el fantástico retablo de Wit Stwosz,  realizado en madera de tilo pintada y dorada a lo largo de 12 años. Tiene 13 metros de alto y 11 de ancho. Aparecen el él cerca de 200 personajes que componen escenas de la vida de la Virgen.
Retablo de la Iglesia de Santa María, Cracovia

El famoso pintor polaco Jan Matekjo se encargó de decorar los muros de la nave central y de realizar las maravillosas vidireras.
Después de la intensa mañana vamos a comer al restaurante MIOD i WINO, en la calle Slawkowska 32, donde tomamos una sopa de setas en plato de pan (borowikowa w chlebowej czarce) de primero, muy rica y originalmente presentada. No recuerdo el segundo.
Muy cerca del restaurante está el Museo de los príncipes Czartoryski, en el que, entre otras obras, admiramos "La dama con el armiño" de Leonardo da Vinci y el "Paisaje con el Samaritano Misericordioso" de Rembrandt. La obra de Da Vinci no se atribuyó al famosísimo pintor hasta 1992, cuando se encontraron sus huellas bajo la primera capa de pintura.
El café para hoy es el Redolfi, donde degustamos un magnífico tiramisú.
Y la cena la hacemos en el restaurante Szara, que tiene otro de la misma cadena en Kazimierz, que ya he mencionado. Y lo curioso de esta cena es que tomamos una enorme sopa de pescado como plato único porque si la tomas entera, ya no puedes tomar nada más. De hecho, yo ni siquiera pude terminar la sopa. También se puede pedir 1/2 sopa si luego se quiere tomar un segundo plato.

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Sábado, 21 de marzo: hacemos las excursiones al Campo de concentración de Auschwitz y a las Minas de Sal de Wieliczka. En las dos se sale y se regresa desde la plaza Matejko, con una hora entre medias, en la que nos da tiempo a acercarnos hasta el apartamento (bastante cerca de de allí) para comer.
Regresamos a Cracovia tarde, de noche y cansados, sin ganas de salir a cenar fuera, pero no lo suficiente como para perdonar la visita a uno de los impresionantes cafés cracovianos. Hoy entramos al azar en la chocolatería E. Wedel, en la plaza del mercado muy cerquita de la calle Florianska, todo un descubrimiento. Si alguna vez vuelvo a Cracovia, no sé qué lugares revisitaré pero, sin duda, uno de ellos será este establecimiento en el que creo haber tomado el mejor chocolate a la taza de mi vida. Exquisito e imprescindible un "traditional Wedel drinking chocolate". Con el maravilloso sabor aún en el paladar, vamos a la tienda 24 horas para comprar provisiones y cenar en el apartamento.

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Domingo, 22 de marzo: amanece un día de sol radiante aunque helador ("sol de uñas"). Un bonito día para nuestra excursión a Zakopane y los montes Tatra.
Al regreso queremos recuperar fuerzas y temperatura en el café Noworolski, en la plaza del mercado, pero por error entramos en el café Sukiennice, en los soportales del lado opuesto.

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Lunes, 23 de marzo: es nuestra última mañana en Cracovia y queremos aprovecharla al máximo para intentar llegar a aquellos lugares interesantes que tenía en lista y que aún no hemos podido visitar.

Al final, no nos vamos a ir de Cracovia sin usar el paraguas. Nos saluda un día gris y tristón pero que no hace mella en nuestro ánimo.
Como despedida, hoy desayunamos en el café J. Noworolski, que data de 1910, en los soportales de la Lonja de Paños que dan frente a la iglesia de Santa María. Podemos ver sus torres sentados en uno de los elegantes salones refugiados de la lluvia, con la misma perspectiva que tuvo Lenin muchos años atrás.

Café J. Noworolski, Cracovia

Antes de despedirnos del casco histórico (Stare Miasto), paseamos sin rumbo por sus calles haciendo tiempo hasta que abra la joyería de la calle Florianska donde he visto unos pendientes de ámbar en el escaparate que me gustan mucho y que quiero llevarme como recuerdo.
Sin rumbo fijo, llegamos sin quererlo a la Plaza Swietego Ducha, donde encontramos un magnífico teatro.
Después de hacer las compras que nos quedaban recorremos por última vez la Vía Real hasta Wawel porque todavía no hemos visto el dragón que es el símbolo de la ciudad. Rodeamos la colina y, junto al río, encontramos al Dragón, hoy inmóvil escultura.
Dragón de Cracovia

Cuenta la leyenda que la ciudad fue fundada por un tal Krak (de ahí su nombre, Krakow en polaco) y que por aquella época, en una cueva bajo el castillo vivía un dragón que se comió a una joven doncella. Krak alimentó al dragón con una oveja de azufre y, como esto le dio mucha sed, se bebió toda el agua del río hasta que estalló, echando fuego por la boca.
La escultura echa fuego por la boca cada 10 minutos. La cueva está abierta y se puede visitar durante los meses de temporada alta, pero ahora está cerrada.
El dragón no asusta nada, tan solitario y tranquilito, pero la lluvia arrecia y el viento intenta volver nuestros paraguas. Afortunadamente, mientras nos dirigimos hacia Kazimierz, escampa.
Barrio de Kazimierz, Cracovia

Seguimos por la calle Stradomska que nos lleva desde Wawel hasta el barrio judío. Después tomamos la calle Miadowa y pasamos delante de la Sinagoga Tempel.
Callejeamos por esta zona donde el tiempo parece haberse detenido hacia la calle Jozefa, tras el rastro de los rincones que inmortalizó Spielberg en su famosa película. En el número 42 podemos ver el Oratorio, con su fachada y casas cercanas exactamente igual a como aparecen en fotografías de época. Y en el número 12 hay un callejón con un patio de inmuebles. Bajo una escalera, hoy ocupada por gruesos troncos de madera, una madre y un hijo se escondían en la película de los soldados alemanes que registraban sus casas.
Dejamos atrás Kazimierz y nos dirigimos hacia Podgorze en esta despedida de Cracovia. Cruzamos el río Vistula por el puente J. Pilsudski. Durante mucho tiempo Podgorze fue una ciudad independiente, con su propia Plaza del Mercado (Rynek Podgórski) en la que destaca la impresionante Iglesia de San José fruto del deseo de sus habitantes de tener una iglesia comparable a la Iglesia de Santa María de Cracovia. 
Iglesia de San José, Cracovia
El resultado es un impresionante edificio de ladrillo rojo cuya cúspide recuerda a la torre más alta de la iglesia de Cracovia. Desconozco si el interior merece la pena ser visitado pero no nos da tiempo a comprobarlo.
Rodeamos la iglesia y la dejamos atrás subiendo por la calle Parkowa hasta la plaza Lasoty, en una zona residencial, y tomamos la calle Porucznika Antoniego Stawarza hasta llegar a la iglesia de San Benedicto o de San Benito, un solitario, pequeño y misterioso edificio gris con 1000 años de antiguedad y que está abierta sólo un día al año, el primer martes después de Semana Santa.
Iglesia de San Benedicto o de San Benito, Cracovia

Muy cerca podemos ver el fuerte número 31 o de San Benito, un antiguo edificio militar constuido por los austriacos, único de este tipo en Polonia y uno de los pocos de Europa. Hay que recordar que a finales del siglo XVIII, Cracovia quedó bajo control austriaco durante 2 siglos.
A lo lejos vemos el montículo de Krakus. Existen 4 de estos montículos artificiales en Cracovia, levantados en época prehistórica por la mano del hombre. Éste tiene unos 16 metros de alto. En realidad no se sabe bien qué son, ya que el misterio de su finalidad no ha sido desvelado. ¿Son tumbas? ¿Fortificaciones? ¿Templos paganos? ¿Una especie de pirámides?
Montículo de Krakus, Cracovia

Es hora de regresar. Desde la Plaza del Mercado de Podgorze cogemos un tranvía que nos acerca al apartamento, donde tenemos que recoger el equipaje y encontrarnos con Andrzej para devolverle las llaves del piso y para que nos lleve al aeropuerto.